Estábamos jugando en la arena, en modo 1.0 total, sin móviles, tablets, consolas, TV... y sin embargo Daniel no paraba de hablarme como si la playa fuera un videojuego enorme en el que podías ganar puntos por nadar, hacer castillos o recoger conchas, los manguitos eran su bonus, y su hermana era el player 2.
Este verano una vez más hemos intentado desconectar de las tecnologías todo lo posible, pero tampoco sin obsesionarnos. Porque no nos engañemos, recurrir a los juegos del móvil en el coche, el restaurante, o esa cola interminable, cuando ya has agotado las otras posibles vías de distracción, es de lo más socorrido, fácil y rápido. Siempre y cuando, por supuesto, no abusemos de ello y recordemos que lo que toca en estas fechas es que los niños disfruten del aire libre, del tiempo libre y sobre todo, de los padres libres.
Los tablets para niños pueden ser buenos aliados también en estas ocasiones, aprovechando los nuevos modelos específicos para ellos que además de contenidos adaptados, incorporan algunas protecciones contra golpes y demás "accidentes" que los harán más resistentes durante las actividades veraniegas.
El momento "siesta" también puede ser complicado, sobre todo si a tus hijos les gusta seguir con el ritmo a tope como a los míos. Pero podemos intentar que descansen un poco a la vez que aprenden y se divierten con algún lector de ebooks cargado de cuentos.
Algunos amigos digitales tampoco se quieren perder las vacaciones y este año se ha venido con nosotros el nuevo Furby de Lucía, que además de hablar por los codos, se mareaba en el coche. Dicen que los Furbys cambian su personalidad dependiendo de cómo les trates y debe ser cierto porque el nuestro después de los ajetreos de cada viaje se volvía loco durante unos días.
Ahora nos toca a nosotros los padres volvernos también un poquito locos, con el fin de las vacaciones y los preparativos para el cole. Por suerte siempre nos quedarán esas fotos y vídeos del verano que tanto nos costó conseguir, persiguiendo a nuestros hijos por playa, campo o montaña, buscando esas sonrisas perfectas con las que presumir en Instagram y Facebook, y que nos recordarán estos momentos tan especiales que hemos pasado en familia.
Eso, siempre y cuando tu hijo no decida alegrarte el agosto en modo 3.0 y en un segundo de descuido te borre tooooodas las fotos del móvil en un solo click. Menos mal que hoy en día existen muchas aplicaciones para resolver el entuerto y recuperar tus fotos, pero de eso... ¡ya hablaremos en otro post!
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