“Mamá, mamá, ¿por qué no puedo bañarme yo en la lavadora? Mira, pones el gel aquí, el champú aquí, y ya está, salgo limpia!”
Los niños son así, ocurrentes, imaginativos, creativos… y a la vez, sorprendentemente lógicos, por eso son capaces de inventar miles de usos para cualquier objeto cotidiano. ¿Cuántas veces hemos visto que al abrir un regalo, en lugar de jugar con esa muñeca nueva que tanto nos ha costado encontrar, se han pasado horas y horas jugando con la caja? Allí donde nosotros “sólo” vemos una caja, ellos ven un coche, un tren, una cuna, …y un sinfín más de posibilidades.
Sin miedo al fracaso, a equivocarse y decir “tonterías” y sin la influencia de prejuicios e ideas preconcebidas, los niños son magos de la imaginación
intentando salirse de lo convencional y encontrar caminos paralelos.
intentando salirse de lo convencional y encontrar caminos paralelos.
Son a su vez grandes esponjas de conocimiento, continuamente aprendiendo, captando nuevos estímulos, y estableciendo nuevas relaciones entre todo lo que entra en su mente.
Y hoy en día, lo que entra en su mente es una cada vez más difícilmente manejable cantidad de información que abruma a pequeños y mayores. Los niños de hoy han nacido en un mundo dominado por Internet y las redes sociales, con ordenadores, móviles y multitud de dispositivos que conectan a todos con todo en todas partes.
Estos niños han venido a la vez que la nueva generación de Internet, la que llaman web 3.0 y a la que como a ellos, se le asocian muchos conceptos: web semántica, web social, interoperabilidad, inteligencia artificial, … Pocos dicen exactamente lo que es salvo que supone un cambio radical hacia una web más sencilla, social y personal. Y como la web 3.0, estos niños de hoy en día tampoco sabemos muy bien como serán de mayores, pero está claro que son la próxima generación.
Nuestros peques 3.0 serán los usuarios de mañana, los clientes que comprarán los productos que estamos empezando a crear hoy, los líderes de las empresas que los harán realidad.
2 comentarios:
Muy interesante el artículo. Pensamos que tenemos mucho que enseñarles a los peques, cuando en realidad se aprende día a día de ellos. Qué pena que con la edad se pierda la curiosidad, la imaginación y la frescura con que ellos interpretan las cosas.
El libro "El Principito", refleja claramente la gran capacidad creativa de los niños... este libro es un "must" a leer...
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